La civilización Caral se remonta aproximadamente al 3000 A.C.

  


La civilización Caral, también conocida como la cultura de Caral-Supe, se considera la más antigua de América, con una data que se remonta aproximadamente al 3000 a.C. Ubicada en el actual Perú, esta avanzada sociedad floreció en el valle de Supe, a 200 kilómetros al norte de Lima.



Los arqueólogos han descubierto impresionantes construcciones, como pirámides y plazas públicas, que evidencian un notable desarrollo urbano y arquitectónico. Caral fue pionera en diversas áreas, incluyendo la agricultura, con cultivos como maíz, frijoles y algodón, además de una sofisticada organización social.


A diferencia de otras civilizaciones contemporáneas, Caral no desarrolló un sistema de escritura, pero dejó un legado cultural significativo que revela un profundo conocimiento de la ingeniería y las matemáticas. Su influencia perduró en posteriores culturas andinas, consolidándola como un pilar fundamental en la historia de América Precolombina. La civilización Caral destaca no solo por su antigüedad sino por su contribución al desarrollo humano en la región.

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Hace más de 5.000 años, en pleno desierto del actual Perú, una antigua civilización ya sabía cómo enfrentarse a los terremotos… ¡y lo hacía sin cemento ni hierro!

Se trata de la cultura Caral-Supe, reconocida como la más antigua de América, que desarrolló una técnica constructiva antisísmica que aún hoy deja perplejos a los expertos. La civilización Caral (3000 y 1800 a.C.) ya aplicaba los beneficios de las raíces en la ingeniería, pero no para estabilizar los terrenos bajo la superficie sino las propias construcciones. Su técnica, llamada shicras, consistía en mallas hechas con fibras vegetales que daban estabilidad a las plataformas o paredes de los templos.


Utilizaban shicras, unas bolsas hechas con fibras naturales y llenas de piedras, que colocaban en los cimientos de sus construcciones. Estos elementos actuaban como una especie de amortiguador sísmico, absorbiendo la energía de los temblores y evitando que los edificios se vinieran abajo.

Investigaciones recientes demuestran que, después de más de 40 terremotos importantes, muchas de sus estructuras aún permanecen firmes. ¡Un verdadero legado de sabiduría ancestral!


Mientras otras civilizaciones apenas comenzaban a sembrar, en Caral ya dominaban técnicas de ingeniería antisísmica adaptadas al entorno. Tal vez ha llegado el momento de mirar hacia atrás… para aprender cómo construir un futuro más resiliente.

Fuente; Innova GyG SAC



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