Por; Conchi Mateo Fernandez
RECUERDOS TAURINOS
Diego Mazquiarán Torrontegui (1895-1940)
El día 23 de enero de 1928 era fiesta, los balcones y las ventanas de Madrid estaban adornados por colgaduras, banderas y mantones, hacía frío y a las 11 horas el matador “Fortuna” inauguró la temporada taurina en la Gran Vía de Madrid.
La pareja compuesta por un toro y una vaca, propiedad del ganadero Luis Hernández, pertenecían a una punta de ganado que tras pasar por la Inspección Sanitaria de la carretera de Extremadura, se dirigía al matadero. A la altura del paseo de la Virgen del Puerto ambos escaparon de la manada y corrieron por la cuesta de San Vicente, plaza de España, calle de los Reyes, Corredera baja de San Pablo y calle de Valverde hasta llegar a la Gran Vía, hiriendo gravemente a dos ancianos, a un ordenanza de la comisaría del Hospicio y arrollando cuantos obstáculos encontraban en su camino.
La vaca fue pronto inmovilizada gracias a una soga que llevaba atada en el cuello, pero el toro prosiguió su camino por la acera derecha de Conde de Peñalver (Gran Vía), patinando entre los baldosines, hasta que se encontró de frente con el diestro Diego Mazquiarán “Fortuna” que, utilizando su entallado abrigo como muleta, lidio a la vez con el toro y contra algunos jóvenes que consideraron la ocasión propicia para ensayar sus propios lances.
Al grito de ¡Traedme un estoque! le fue entregada al torero una espada demasiado endeble para la faena, procedente del cercano Casino Militar. Pero un chofer se prestó para ir a casa del maestro, situada en el número 40 de la calle de Valverde, a por sus trastos de matar. Quince minutos duró la faena del diestro mientras los espectadores pasaban del sobresalto al entusiasmo por ver una corrida de toros en lugar tan atípico. “Fortuna”, maestro del volapié, igualó al toro y clavó tres cuartos de su estoque sobre la res que malherida, emprendió una precipitada carrera que fue perseguida por su oponente hasta realizar su descabello.
“Fortuna” fue aplaudidísimo y vitoreado desde balcones, ventanas y aceras. Las dependientas de una cercana casa de modas le pidieron que cortase una oreja al toro; a continuación fue levantado en vilo por la gente y paseado triunfalmente por las calles, hasta el café Regina de la calle de Alcalá.
En el año 1927 la carrera de “Fortuna” va decayendo, a la vez que sus disputas con diversas personas siguen en aumento; así en noviembre de ese mismo año, pocos meses antes de su heroica gesta en la Gran Vía, es detenido y acusado por escándalo en la vía pública y desobediencia a la autoridad. Pero llega el 23 de enero de 1928 y es convertido en el héroe de la Gran Vía, por lo que recibe la Cruz de Beneficencia de manos del diestro Nicanor Villalta en la corrida de la Asociación de la Prensa, donde además de torear cortó una oreja.
Corría el mes de marzo de 1933 cuando Diego Mazquiarán tuvo un acceso nervioso cuando caminaba por la calle de Valverde de Madrid, ocasionando un formidable escándalo hasta que fue reducido por unos guardias y llevado a la Casa de socorro del distrito. A partir de esta fecha fue ingresado en diversas clínicas especializadas debido a un problema que, por lo que parece, acarreó durante toda su vida hasta que el día 2 de Junio de 1940, fallece en la ciudad de Lima (Perú) víctima de una grave enfermedad mental.
Diego Mazquiarán Torrontegui '𝐅𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐚'
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