EL RECORDADO JIRÓN HUATICA
Lima se empezaba a expandir en aquellos primeros años de la década del 20. Cada vez habían más lugares urbanizados, y se empezaba a poblar más la capital; no solo ya de limeños, sino de extranjeros que escapaban de la primera guerra mundial, y buscaban un lugar donde poder establecerse sin sufrir los estragos de la guerra; también crecía la proliferación de locales nocturnos como los llamados “boites” o los conocidos bares, prostíbulos y casas de citas, es así como se le hace necesario a la Municipalidad de Lima ubicarlos en un solo lugar, donde no interfieran en la vida diaria de la población de ese entonces.
Nace así el jirón Huatica, pero que empezó a ser llamado en un principio, jirón 20 de Setiembre,ubicado en el distrito naciente de La Victoria. Allí fueron a parar las prostitutas que ofrecían sus servicios en “boites”, bares, o casas de citas, fue el mayor prostíbulo del país, llegando a tener 250 prostitutas en las 7 cuadras de ese jirón. Ya con su nuevo nombre de Huatica, llamado así por el río Huatica que cruzaba el barrio, y debido a las quejas de la colectividad italiana que no quería que se llamara “20 de Setiembre” como el día de la nación italiana, ese jirón prostibulario.
En 1928 empezó la zona roja con mayor afluencia de público en el país. Desde su primera cuadra ubicada en la avenida Grau, llegando hasta la cuadra 7 cruce con el jirón Sebastián Barranca; ofrecían sus servicios distinto tipo de prostitutas, desde las más humildes y baratas ubicadas en las últimas cuadras, hasta las más caras, extranjeras ellas, como polacas, francesas, brasileñas y de diversas nacionalidades, ubicadas en las primeras cuadras.
El público asistente a este gran prostíbulo callejero era diverso, desde intelectuales, hasta políticos, pasando por reconocidos escritores tales como Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosas y diversos artistas, todos pasaban por el jirón Huatica a “burdelear”, porque no sólo era ir a recibir las caricias de las damiselas, era ir a tomarse unos tragos, charlar, escuchar música, o sea pasar un buen rato, la oferta y la demanda era inmensa y muy variada.
Este centro libidinoso de Lima, duró hasta 1956 cuando el presidente electo del país, Manuel Prado Ugarteche, ordenó desalojar a las prostitutas de ese jirón y estas se tuvieron que trasladar al final de la avenida México, cerca del cerro “El Pino” también en La Victoria, pero algo alejado de la urbe, que seguía creciendo en esa década del 50, y es ahí donde empezó la decadencia de la “zona roja” en la capital, poco a poco se fueron trasladando a otros lugares, tales como la carretera central y el Callao hasta quedar en el olvido ese jirón, luego llamado Renovación y ahora es más recordado como un lugar de alta peligrosidad y drogadicción y ya no como al mayor prostíbulo que tuvo el país
Hay tantas historias contadas sobre este jirón como por ejemplo las historias de Vargas Llosa en “el pez en el agua” o como olvidar a la “pies dorados” en “La ciudad y los perros” del mismo autor, pasando por muchas crónicas de diversos escritores sobre sus historias en este antiguo antro limeño.
Fuentes: Diario “Expreso”
Lima Gris
El anacrónico
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