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miércoles, 29 de octubre de 2014

Renovacion de la "Plaza de Acho"



Unas notas sobre las intervenciones en la Plaza de Acho
Las intervenciones en patrimonio siempre suscitan discusión, siempre hay gente – profesionales de la conservación o no – que se sienten con derecho a opinar sobre los procesos o los resultados, sin embargo no siempre los comentarios tienen un sustento técnico y en  algunos casos se hacen sin conocer el detalle de los procesos o las propuestas.
Para evitar estas situaciones de comentarios que van y vienen, creemos que es importante dar a conocer a los interesados lo que se hace, como se hace y en base a que se hace. Para empezar debemos indicar que por primera vez en medio siglo, la Plaza de Toros de Acho se ha intervenido aplicando los criterios internacionalmente vigentes en conservación del patrimonio, como la mínima intervención, la conservación  antes que la restauración, la reversibilidad de los procesos y el respeto a la originalidad evitando el falso histórico.
Esta intervención, que corresponde a la primera etapa, de un largo proceso de intervenciones promovidas por la Empresa CITOTUSA, quienes tienen a su cargo la Plaza por los próximos seis años, se ha planteado para mostrar una propuesta diferente en cuanto a calidad, soporte técnico, y pensada  en la necesidad de garantizar la conservación del monumento.
Permítannos compartir con ustedes, poco a poco, algunos de estos temas, como el del color de la Plaza. Recordemos que la Plaza de Toros de Acho es  la más antigua de América, construida en el siglo XVIII, como sabemos durante la vigencia del estilo Barroco, el Gran Barroco de Lima, caracterizado, por el juego de volúmenes y de sombras, que con el cielo gris de Lima, y el poco brillo solar, requería de ayuda, por lo que se  utilizaban, además de almohadillados y grandes cornisas,  colores fuertes como el rojo almagre, el azul añil o el amarillo ocre, acompañado de carpintería verde o marrón.

Como parte de la evaluación de la plaza, realizamos calas retrospectivas (calas de color) y encontramos que los contrafuertes de adobe de la plaza, tenían estos colores, en sus capas más antiguas, ocultas incluso bajo capas de revestimiento de barro y cal. Encontrar el rojo almagre nos llevó a plantear pintar la plaza en este color, que le da fuerza y la hace resaltar en un contexto rosado y crema,  que  se propuso en la primera mitad del siglo XX durante la vigencia de las corrientes históricas y románticas, pero que como muestran muchas evidencias no caracterizaron a Lima Virreinal.
La ampliación de la plaza realizada entre 1945 y 1961, bajo la influencia de las corrientes historicistas, generó esta lectura de la plaza rosada y crema, con muros y vanos trapezoidales, columnas con capiteles azapatados y carpintería reciclada proveniente de otras edificaciones. Por ello también se propuso pintar las zonas correspondientes a esta intervención en el mismo color pero en un tono más bajo, más cerca a su color original.
Sobre los procedimientos realizados,  primero se descartó el uso de pintura de baja calidad, de base temple o tiza, que solo crea capas sucesivas que sellan los muros impidiendo que la humedad contenida en ellos pueda evaporarse naturalmente. Este procedimiento, por lo que demuestran las evidencias, ha caracterizado las intervenciones realizadas en las últimas décadas.

Estas múltiples capas llevaron al deterioro de las bases de los muros de adobe, erosionados por la humedad, y a intervenciones de reparaciones realizadas sin el adecuado criterio técnico, empleando para ello materiales incompatibles como el cemento, que genera un sello que incrementa los problemas de estabilidad del adobe disgregándolo. Al retirar las capas sueltas de pintura y cola, y los gruesos revestimientos de cemento, encontramos muros de adobe humedecidos y erosionados. Los muros se consolidaron, se revistieron con los materiales tradicionales y se pintaron con pinturas que garantizan la aireación del adobe, sujeto a problemas continuos de humedad capilar por las condiciones propias del terreno de Lima, la cercanía al río Rímac y el nivel de la napa freática.
Podríamos hablar de todos los procesos realizados, y creo que debemos ir contándolos, pero sería largo por lo que, empecemos por el color rojo almagre uno de los colores más antiguos de la Plaza de Toros de Acho, ahora recuperado para la ciudad.

Ana Elisa Berenguel Paredes
Mg. Arquitecta restauradora 

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