Fuente: Diario El Comercio, martes 7 de febrero 2012.
Fuente: El Comercio
Tomás Unger
El Hombre y los Animales
VIOLENCIA. El autor asegura tener una opinión ligeramente
surrealista en el debate sobre la conveniencia de limitar la edad de ingreso
para presenciar las corridas de toros. Esto nos lleva a preguntarnos cuál es la
relación entre el hombre y los animales
Esta no es una página de espectáculos, deportes, ni arte,
menos aun de tauromaquia. Menciono estos rubros porque las corridas de toros
podrían, de alguna manera, caer en alguno de los tres primeros y, en este
Diario, ya tienen su propia página. Hecha esta aclaración, me permito tocar el
tema de las corridas de toros, porque, en mi opinión, toca tangencialmente un
tema de mucho mayor importancia: la relación del hombre con los animales.
EL DEBATE
Se trata de limitar la edad de acceso a las corridas de
toros por la violencia del espectáculo.
Para quienes tenemos un televisor en casa o acceso a Internet –que los chicos
manejan mejor que sus padres– el argumento parece surrealista: la violencia y
crueldad son omnipresente y de libre acceso. Personalmente, encuentro el box
más violento y cruel, sin un ápice de estética o arte, pero es una cuestión de
gustos.
Como dato pertinente, una reciente investigación ha
demostrado el alto riesgo de muerte temprana o invalidez por lesión
encefalocraneana en boxeadores, jugadores de futbol americano y de hockey sobre
hielo; pero ese no es mi argumento. No pretendo que se suspenda o limite el
acceso a ningún deporte. Solo quiero poner en evidencia la arbitrariedad de las
diversas actitudes hacia la violencia y crueldad.
HOMBRE Y ANIMAL
En la corrida de toros se trata de la crueldad del hombre
con un animal. Como hemos visto, el espectáculo de la crueldad del hombre con
el hombre no tiene aparentemente trascendencia, pues es de libre acceso a
cualquier de edad. Ahora veamos la relación del hombre con otros animales.
Nuestra existencia, al menos en los países más
desarrollados, está ligada al consumo de miles de millones de animales (cifras
de 9 ceros). Solo en pollos cada año se consumen más de 20.000 millones de
animales.
El ganado consumido se cuenta en cientos de millones de
cabezas al año. La cría de animales para consumo humano es una de las mayores
industrias, que ha alcanzado la mayor eficiencia en convertir alimentos, en su
mayoría de origen vegetal, en carne. La manera más eficiente de hacerlo supone
ignorar totalmente los instintos y naturaleza del animal y mantenerlo vivo
hasta que alcance las características más adecuadas para convertirlo en
alimento más rentable.
Las condiciones en las que se logra esto van de lo sórdido a
lo macabro: patos clavados al piso alimentados por bombeo para hincharles el
hígado. Gallinas que no caminan, reses que no pastan, chanchos colgados vivos
para desangrar, etc. Es parte de nuestra cultura, como lo son las
manifestaciones para que no se usen animales en experimentos biológicos y
médicos. Sospecho que cualquier res de hacienda se cambiaria gustosa por un
toro de lidia.
LA TECNOLOGÍA
La vida de un animal “industrial”, ya sea ave, cerdo,
bovino, etc., es artificial desde la inseminación que la inicia hasta los
diversos métodos de terminarla. Durante el tiempo que demora el animal en
alcanzar su peso optimo, cualquier actividad física resulta en un gasto no
rentable (energía consumida) por lo que es evitada.
Una gallina ponedora no tiene para qué caminar, ni una res
de carne moverse. Su vida es metabolizar alimento hasta el punto en que alcanza
su peso optimo. En la mayoría de los animales para consumo este se alcanza
dentro del primer 25% de su expectativa de vida.
Los miles de millones de animales que criamos para alimento
han sido degradados a una existencia miserable. No, no sabemos lo que piensan,
si piensan, o lo que sienten. No nos interesa.
Cuando se trata de comer o ganar dinero, cazamos ballenas
con arpones explosivos, colgamos animales vivos para que se desangren y
vendemos ‘pate de foie’. Son realidades de la vida sobre las que preferimos no
hablar y que no van a cambiar.
LA OTRA TECNOLOGÍA
Al otro lado están los animales silvestres. Aquí es otra
tecnología la que los agrede. Talamos bosques, construimos represas y
gasoductos, echamos sustancias toxicas al agua y alteramos los ecosistemas. Hoy
se cuentan por cientos las especies amenazadas y a diario mueren miles de
animales en encuentros con nuestra tecnología. Desde pájaros que chocan con
edificios, de animales atropellados o electrocutados hasta los envenenados en
lagos, ríos y playas.
Sé que muchos tratan de hacer algo al respecto. La
conciencia nos remuerde y las señoras, al menos algunas, han dejado de usar
pieles. Tenemos excelentes zoológicos y los chinos están gastando millones para
salvar al panda, condenado a la extinción por razones evolutivas. Hay
preocupación por la conservación de la naturaleza y mucha gente muy bien
intencionada lucha por hacer algo…pero un número mucho mayor se preocupa más
por hacer dinero. A juzgar por los informes de las diversas sociedades
involucradas en la conservación de la biodiversidad, los defensores van
perdiendo.
¿Y LOS TOROS?
Me pregunto qué efecto puede tener sobre nuestra relación
con los animales, el prohibir el ingreso de menores a los toros, o para el caso
prohibir el uso de animales de laboratorio. Porque no prohibir la venta de
hamburguesas (si realmente las hacen de carne de res), reduciendo el número de
reses sacrificadas. Independientemente del debate sobre si las corridas de
toros son un espectáculo que vale la pena conservar, el pretender que
defendemos a los animales me parece una total e indignante hipocresía.
En cuanto a la violencia, solo pido que vean cinco minutos
de avisos de cualquier canal de cable que anuncia sus estrenos. Hace unos días
conté más de 20 muertos (hombres, mujeres y niños) en cinco minutos. Dos
acuchillados, uno quemado, otros por explosión y el resto a balazos. No he oído
ningún debate sobre una revisión de los programas de TV con miras a impedir que
los niños vean violencia.
Enfrentemos los hechos: hacemos lo que da dinero y la
violencia en los espectáculos ha demostrado ser altamente rentable.
Personalmente, encuentro una corrida de toros mucho menos
violenta o cruel que cualquier película de Tarantino y la mayoría de las de
Scorsese.
Fuente: El Comercio
Tomás Unger
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